sábado, 9 de marzo de 2013

La Mujer del Patriarca

Hola, nena, los difuntos desde el más allá han programado a varios y a muchas para que te hostiguen. Los arrugados de automatismo te  programaran, te joderán, te embaucarán. Hola, nena, te regalaran barbis rubias de vestidos rozas para que juegues y quieras ser como ellas. Te contarán de la blancura y  guapura de  ken sí; el rubio Ken, el de azulados ojos azules. Ah sí, comenzarás a coleccionar, sin haberlo pedido, accesorios de cocina que te regalarán tus buenas tías y tíos… “tic tac - tic tac” “catapum, catapum” la adolescencia bombardeará con máximas que escucharás de sol a sol; así que robóticamente buscarás dinero en los bolsillos de un macho alfa. Puta, puta y otra vez te señalarán como puta para volverte sumisa y  callada así; te miras bonita, cosas que persuasivamente te harán creer.  “Por favor, bien arregladita y pintadita y haces dieta pues no te querrás ver gorda para tu novio…”

 “Tic tac – tic tac” Hola, mujer, ya quiere la cena tu príncipe azul?, ese azul príncipe que te ha humillado alguna vez, gritado y quizá, solo quizá; golpeado. Menos mal que te enseñaron a planchar ropas y cocinar animales muertos. La monotonía tu compañera en la cama, en la sala, en la cama, en la cocina, en la cama, en el supermercado y en la cama… ya tienes billetes para pagarte el botox que te persuadió tu marido, pues este no quiere que a SU mujer se le vean los años. Siempre tú y nunca tú, obligada a ser como no sos y ahora; hasta disfrutas de tu inexistente autenticidad. Rozada en el exterior e incolora por dentro, una barbi sin su blanco sin su rubio ken. Un ser sin opinión, que esconde sus carnes “anti estéticas” con ropas ridículas pero que le han vendido como  túnicas de la moda. Que busca parecerse a las portadas de menudas revistas por ese prejuicio y el estereotipo que el patriarca impone. “Tic tac – tic tac” no puede ser, el botox te realiza una mala jugada y se hincha, pareciese querer despegarse de vos. No puede ser, ya le has comprado una licuadora de juguete a tu beba mientras tanto; el patriarca sonríe muy pero muy placenteramente.

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