miércoles, 13 de noviembre de 2013

Enojo



Palacios de enojo
envolviéndome
En trampas y callejones,
silencio enredándose
en alaridos internos,
a algunos espectros
hay que exiliarlos
con un puntapié
en el culo y así
guillotinar las sombras
del temor…

Me vuelvo desenfrenado
y diminuto
dentro del caos
sublime del que soy parte…
en constelaciones de antaño
me encadeno cobardemente,
tan absurdo creer en
arquetipos, en ideas
de lo que debemos ser…
no ser y frustrarse,
incapacidad de ser
lo que no se puede ser…

El cristal donde te reflejas
no calla estrépitos,
te conoce tan bien,
es hijo de Freud,
un pisco-analizador,
ingobernabilidad
del enojo,
fraccionamiento del
resentimiento inquebrantado
de la frustración de clarinetes
que cantan a tu alrededor
hilando excitaciones
confusas de desolaciones
paranormales
que apaciguamos en
excavaciones internas…

El sol de la cobardía
como centro de una galaxia
de odios y nicotinas de
fracasos donde habrá
que cultivar la hierba
del gozo entre frutos
desolados… y es que
cuando la sangre
recorre arterias incapaces
de amar se fracasa
en todo…

Los místicos acordes de
las ferias invitan a nadar
adentro del éxtasis gozoso,
de ese mismo que mi especie
considera superfluo y
anacrónico invitándome
al olvido de actos
no lucrativos…
enojos
revolcándose
interiormente
explotando en vómitos,
brindando serenatas
de insomnio…

risotadas
cabreadas
retumbantes en
geografías humanas
extraviadas en
festines
agrios y
desolados en
caos galaxial y
mundillos
de reposaderas
y tufos de
submundos
internos,
cantores
estruendosos
de picoteadas
de buitres
 en latitudes donde
no existe luz…

El Desahogo
descomunal
evitando
explosiones
internas
en un mundo
segregado
 que se hunde
en caminatas
tambaleantes…
el subconsciente
buscará alimentos líricos
para apaciguar
la turbulencia de la
oscuridad…