No se
escribe para ser poeta,
no se
escribe creyendo ser un pretencioso escritor,
no se
escribe para un circulo intelectual,
se escribe durante el bullicio interior que
grita en silencio,
para escupir las arañas rojas que habitan por dentro
se escribe cuando las entrañas
conectan con el corazón, cuando el grito de la servidumbre
no es escuchado cuando el dolor y el gozo se
hacen uno, cuando la sensibilidad taciturna
invade el pensamiento.
Cuándo
asfixian los que hablan sin hablar,
cuando
el amor no calla más
cuando
el enojo escupe gritos grisáceos
cuando la urbe te cabrea
cuando la urbe te enamora
cuando la urbe te atropella
cuando la urbe te abraza
se escribe cuando esos gruesos labios se rozan,
cuando
la piel toca la piel
cuando el niño en la esquina
solloza
cuando el niño en la esquina limosnea
cuando el adolescente en la
esquina inhala cuando el adolescente de la
esquina atraca
cuando el adulto en los congresos roba
cuando el adulto en las aldeas
extermina
se escribe cuando la soledad te visita
se escribe cuando el amor te rodea.
Se
escribe en la tristeza de las ferias
en las risas de las celdas olvidadas,
se escribe en la violencia del silencio,
contra la pedestre censura
en las rosas de agosto
se escribe durante la convulsión del planeta
en las mentiras de los sacerdotes
y de las amantes
se escribe en los desfiles del
vicio
se escribe por el barrio de antaño
y por las costumbres despreciadas
se
escribe en silencio, en frenesí, en aljarabía,
se escribe bajo las bombas genocidas de la hermandad
pero nunca, nunca se escribe para
ser poeta.
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