El
mercenario escarlata del olvido reirá gozoso / se dopara con placenteras dosis
de prejuicios /eyaculará autómatas, eyaculará despotismo, danzará en frenesí
reprimiendo el aprendizaje del vecino / mientras la menuda dignidad será
machacada, / comprimida, abollada / y entretanto; todo olerá a mierda.
Los comerciantes venderán estiércol en ofertas, / enlatarán defecación y así lucrarán / otros; realizaran bailes de heces, / pronunciaran palabras sin sentido, / expondrán vitrinas pomposas de excreción / juguetearán a ser los falsos mesiánicos de occidente / con su suavidad rubia y su belleza blanca / ¿y cómo no? Si la presentarán como una desnuda hembra, / tan bella, tan cálida, tan superior, tan aria, tan nazi.
Se alzarán los santos ídolos de la pantalla, / delirantes embajadores de la imposición / pedagogos astutos del control mental, / jugarán a las marionetas con las masas / esos mismos superfluos de la falsa belleza / asistentes honrosos de los modernos escenarios / donde rinden culto al desdén de la ostentación / y hacen llorar melancólicamente / a sus seguidores, por aquello inalcanzable.
La metanfetamina terrorista controlará / agarrándote las bolas y colocando un bozal / a prueba de cualquier crítica o reclamo / que desees escupir y entonces, solo entonces, / cuando se queden dentro tuya las arañas / violetas de la rebeldía, cuando no puedas / gargajear el escupitajo negro y sublime del desahogo / cuando tus labios expulsen grillos sin sonido / te sabrás víctima, cabreado y oprimido, / y con una sonrisa malévola te sabrán / esclavo y enajenado sufriendo una implosión / permanente dentro de tu espíritu.
Los comerciantes venderán estiércol en ofertas, / enlatarán defecación y así lucrarán / otros; realizaran bailes de heces, / pronunciaran palabras sin sentido, / expondrán vitrinas pomposas de excreción / juguetearán a ser los falsos mesiánicos de occidente / con su suavidad rubia y su belleza blanca / ¿y cómo no? Si la presentarán como una desnuda hembra, / tan bella, tan cálida, tan superior, tan aria, tan nazi.
Se alzarán los santos ídolos de la pantalla, / delirantes embajadores de la imposición / pedagogos astutos del control mental, / jugarán a las marionetas con las masas / esos mismos superfluos de la falsa belleza / asistentes honrosos de los modernos escenarios / donde rinden culto al desdén de la ostentación / y hacen llorar melancólicamente / a sus seguidores, por aquello inalcanzable.
La metanfetamina terrorista controlará / agarrándote las bolas y colocando un bozal / a prueba de cualquier crítica o reclamo / que desees escupir y entonces, solo entonces, / cuando se queden dentro tuya las arañas / violetas de la rebeldía, cuando no puedas / gargajear el escupitajo negro y sublime del desahogo / cuando tus labios expulsen grillos sin sonido / te sabrás víctima, cabreado y oprimido, / y con una sonrisa malévola te sabrán / esclavo y enajenado sufriendo una implosión / permanente dentro de tu espíritu.
Te
promocionarán sus doctrinas y las recibirás / con los brazos y las piernas
abiertas y aportarás / a que la herencia crezca precozmente / con discursos
desde / el hogar, en el cuarto y el comedor, / en el convivio y en el cañoneo
exterior / de cada esquina, / de cada vitrina, en cada comercial, / en cada
baile, en cada melodía y será tarde, / estúpidamente tarde para acudir al
sollozo del niño / y las nubes negras se harán presentes / y el autoritarismo
orinara de risa / y los indignos eyacularan de placer / y el silencio y la
censura danzarán puerilmente / y la melancolía llorará sola, / tras ese
disparo, / que irá contra la humanidad entera.